
Nacer Familia es una compilación de relatos de parto situados en Colombia. El proyecto reúne diez historias que se centran en el cuidado alrededor del nacimiento y que son narradas de manera complementaria por diferentes miembros de la familia. Buscamos que las familias que conforman este proyecto tuvieran configuraciones diversas y una inquietud compartida por el cuidado, de manera que sus experiencias particulares nos permitieran ampliar la narrativa sobre el cuidado y la noción misma de familia. Por su parte, el foco que decidimos ponerle al parto se basa en nuestra convicción de que cambiar la forma de nacer es uno de los caminos necesarios para cambiar el mundo. Mas aún, el parto es una experiencia que debe ser cuidada por todxs porque es un momento semilla de la expresión del cuidado colectivo y de la transformación de la sociedad.
Esperamos que este proyecto se convierta en una invitación para que otrxs se apropien del poder que encontramos en el ejercicio de narrar y divulgar relatos personales sobre el parto, pues no solo lo consideramos una oportunidad para reflexionar y darle un lugar en el colectivo a esta experiencia, sino que nos permite reimaginar y aprender sobre el cuidado y sus múltiples manifestaciones, la familia y la esperanza transformadora de nuestra agencia.
Las diez historias que hacen parte de Nacer familia son el resultado de un proceso de varios meses que incluyó entrevistas a profundidad con diferentes miembros de las familias, dos sesiones de arteterapia y la escritura de los relatos, en algunos casos a varias voces. Las imágenes que surgieron durante las sesiones de arteterapia fueron fundamentales para que las familias revisaran sus historias y se conectaran con ellas desde una dimensión no verbal, más sutil e inconsciente, además de que sirvieron como catalizadoras del proceso de escritura. De igual manera, las familias grabaron audios en los que se escucha su propia voz reflexionando sobre las nociones de familia y cuidado. Por último, con la intención de podernos acercar a su cotidianidad, la artista Alejandra Hernández realizó retratos dibujados de cada una de las familias, un gesto que también busca agradecer y responder en reciprocidad a su participación.
Este proyecto es realizado por el Movimiento Nacional por la Salud Sexual y Reproductiva en asocio con el Colectivo Partos y patrocinado por la beca para nuevas narrativas de Familias: Ahora.
A continuación, encuentras las historias de tres de las familias que hacen parte de Nacer familia.
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Aya María
Juntas... juntas... juntas... nuestro mantra en esa tarde de septiembre, justo seis horas antes, mientras tú revolvías mi tuétano, separando las cumbres y valles de mis huesos.
Era tranquilo y placentero, oleadas de feroz determinación haciendo cambios sísmicos en el territorio de mi cuerpo, extático. Éramos el árbol anciano, testigos de cómo todos sus hijos echaban raíces en su poder, juntos... juntos... juntos, fluyendo hacia arriba néctar, fuerza vital, dulces exhalaciones ofrecidas a los cielos.
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Olga
Creo que estaba tan cómoda y tranquila en esa mesa de quirófano porque, al fin y al cabo, yo ya había hecho las paces con esa cesárea como forma de nacimiento y la había, incluso, deseado. Recuerdo que alguna vez, hablando con mi doula Gise y con mi psicóloga Ana, les había contado que para mí la cesárea era una forma de nacer casi análoga a la forma como Antonia había llegado a mi vientre. La posición, la luz, la temperatura, el quirófano en general, no eran tan diferentes al lugar de inicio de nuestro viaje juntas.
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Katherin
Hace 13 años nació Sua, mi hijo mayor, el que puso en evidencia mis instintos más animales, más mamíferos, más protectores, y hasta entonces, más desconocidos para mí. Yo era muy joven aún, y tomé decisiones apresuradas que conllevaron a no poder darle todo lo que me hubiese gustado. Lo que más me pesó fue abandonar mi carrera y posponerme como mujer. Sin embargo, estoy segura de que si él no hubiera llegado a mi vida en ese momento, no habría podido experimentar esa sensación de plenitud que él me genera, ni todo su amor, ni sus enseñanzas. Nunca pensé que esta maternidad me iba a poner en pausa durante tantos años, pero tampoco me imaginaba que, al decidir retomar mis estudios, doce años después, iba a encontrar en mi hijo el apoyo más incondicional para hacerlo. Fue la misma persona por quien un día creí que estaba dejándolo todo la que me salvó de perderme en el olvido, y me liberó de la condena social de ser, por encima de todo, una madre abnegada.
